El parque Tercer Milenio nace bajo una propuesta de la administración distrital de Bogotá en el año 1998, año en el cual Enrique Peñalosa queda a cargo de la alcaldía de la capital. Sin embargo, el ahora parque Tercer Milenio es un proyecto ‘nuevo’ que surge con el propósito de recuperar el espacio público y de eliminar una zona insegura y llena de indigentes, drogadictos y ladrones de Bogotá conocida como ‘El Cartucho’.
Este parque está ubicado en el centro de Bogotá desde la carrera 10ma (décima) hasta la carrera 14ce (catorce) y desde la calle 6ta (sexta) hasta la calle 9na (novena). El parque que limita con la plaza de San Victorino hacia el oriente y con la estación Tercer Milenio de transmilenio hacia el occidente, es un punto en el que el caos del centro de la cuidad sucumbido por el ruido, el tráfico y la polución, desaparece, ya que en este parque de 16.5 hectáreas repartidas entre ciclorutas, plazoletas de ventas, baños públicos, juegos infantiles, canchas multideportivas, gradas, un portal interactivo de ETB, parqueaderos en el sótano y muchas zonas verdes, las personas pueden disfrutar de un momento de calma, silencio y aire puro.
Sin embargo, no se debe olvidar el trasfondo del parque, que como fue mencionado anteriormente está ubicado en la ya inexistente calle de El Cartucho, este antecedente hace el parque sea frecuentado por indigentes y personas que hacen que la estadía en el parque se torne un poco incómoda y se contradiga el bello paisaje del parque con los mendigos que lo concurren, como lo menciona Marisol Lozano vecina del sector: “Yo no sé si los indigentes creen que el parque hace parte del Cartucho pero si se ven muy a menudo indigentes que vienen a dormir, a meter bóxer y pues también a robar a los que están desprevenidos”.
Aun así, esta problemática no es la única que aqueja por estos días al Tercer Milenio ya que hacia el mes de marzo el parque empezó a servir como ‘vivienda’ de los desplazados que llegaron este año a Bogotá. Las razones por la cuales se alojaron en el parque se deduce que puede ser la cercanía que hay entre el parque y la alcaldía de Bogotá, sin embargo, las razones del alojamiento de los desplazados en una zona publica es que el estado incumplió con la creación de albergues para estas personas. Esta información que fue obtenida a través de medios de comunicación nacionales, no pudo ser corroborada para esta crónica ya que no se pudo obtener ningún tipo de acercamiento con los desplazados que están ubicados en el parque por medidas de seguridad, según lo indicó un policía bachiller quien resguardaba la zona.
Es importante ver entonces que un espacio que es creado para el disfrute de la gente sirve de escenario para que ciertos grupos sociales exijan y hagan valer sus derechos. Ante lo expuesto anteriormente es importante ver las dos caras del parque, en la primera el parque es un centro de recreación, ocio y entretenimiento, mientras que la segunda cara establece al parque como un escenario de reclamación social.
Teniendo en cuenta las dos caras del parque surgen interrogantes como: ¿se pierde el sentido del ‘parque’ como parque por estar ubicado en el centro de la cuidad? La respuesta puede sonar un poco efímera, dadas las circunstancias por las que atraviesa el Tercer Milenio, sin embargo no deja de existir esa relación entre la ubicación del parque y el sentido que tiene el parque.
Para dar un ejemplo más claro de cómo influye la ubicación con el sentido que tiene el parque se tomará el caso de la plaza de Bolívar, la plaza es un centro histórico simbólico de la ciudad y por estar ubicada en medio de la casa presidencial, el palacio de justicia y los ministerios goza de una imagen política relevante, es por esto, que muchas protestas, manifestaciones y demás, son realizadas allí por la fuerza que se cree que tiene ese punto de la cuidad, pero si la plaza no estuviera ubicada allí sino en un lugar no cercano a centros políticos importantes no sería un sitio en el que frecuentarían este tipo de actos.
En el caso del parque lo que se puede apreciar es que bajo el antecedente de El Cartucho y ante las instituciones que lo rodean, el parque se puede catalogar como un escenario perfecto y preciso para atacar al gobierno que no responde a las quejas y reclamos de los desplazados.
Por otro lado, y esta vez defendiendo las buenas obras que han tenido alcaldes como Enrique Peñalosa, resulta insultante que el parque que hace parte de un programa de desarrollo de la cuidad se vea denigrado de tal manera por los desplazados que sin más ni menos ‘se toman’ el parque sin importar que hace parte de un espacio público en el cual los intereses particulares de ellos no deben primar sobre los intereses comunes de los ciudadanos.
Para finalizar y después de haber visto que las dos caras del parque acogen intereses distintos pero importantes a su vez, es relevante señalar que puede que el estado colombiano no sea la mata del desarrollo urbano con respecto a otros países, pero se debe considerar que ante la creación de espacios públicos como estos, nosotros como ciudadanos debemos tener una conciencia de lo que nos pertenece y del mismo modo cuidarlo y conservarlo.
Sin dejar de lado el fin de los actos de los desplazados se debe reconocer que el gobierno se ha salido con las suyas en la reubicación de estas personas y que lastimosamente no se cuenta con espacios verdaderos donde escuchen y se pacten tratos evitando que el gobierno siga dando pañitos de agua tibia ante la situación de desplazados que tiene el país.